Una
violación sexual es un crimen execrable, que daña fibras tan íntimas, que la
sola posibilidad de vivirla no es siquiera imaginable. Si de esa violación, una
mujer queda embarazada todo se complica más. Cada mujer debería tener la capacidad
para decidir qué hacer con ese embarazo. Ninguna de las opciones es fácil. A
continuación les presentamos la historia de Rosa quien en la pubertad supo que
era hija de un violador. En este caso su madre optó por tenerla, esta fue su
opción. Todo, absolutamente todo lo que toca una agresión como la violación
sexual, lo contamina con su violencia.
Mi nombre es Rosa. Bueno, en realidad, ese
no es mi nombre pero es un nombre que se usa en este tipo de casos. Historias
como la mía muchas veces requieren de un nombre común pero no real. Común
porque esta es una de esas historias que le puede pasar a cualquiera. Cualquier
mujer que lea esto puede llamarse Rosa o puede ser Rosa. No real porque las que
contamos historias como la que me tocó quisiéramos que no fueran verdad. Pero
lo son.
Todo empezó una tarde en que peleaba con mi
hermana. Una pelea entre muchas hasta que ella dijo las palabras que partirían
mi vida en dos: “no somos hermanas, tu
eres hija de una violación”. Lo dijo así, en seco, y de pronto sentí como
si un rayo hubiera caído y me hubiera dejado partida por la mitad. Tenía 13
años y ninguna posibilidad de entender lo que me estaba pasando.
A esas alturas de mi vida ya se había
vuelto parte de mi rutina el escuchar a mi madre decirme “bastarda”. Era doloroso pero yo solo pensaba que era una palabra
hueca. Ya me había acostumbrado o quizás no lo entendía del todo. Era como esos
golpes que recién se sienten a las horas de haberlos recibido. Pero cuando mi
hermana dijo: “hija de una violación”
entonces sí que todo cobró el peor significado.
No era algo que yo me había imaginado, era
verdad que mi mamá no me quería. Y quizás era mi culpa. Mi padre había abusado
de mi madre y cada vez que ella me miraba quizás lo veía a él. Yo era para ella
y para mis hermanas el recuerdo vivo de un terrible dolor. A los 14 años quise
acabar con mi vida pensando que esa era la forma de acabar con un círculo de
sufrimientos. Pero sobreviví.
Y literalmente después de eso mi vida se
limitó a sobrevivir. Me fui pronto de mi casa pensando que al alejarme dejaría
de causar tristezas pero la tristeza se vino a instalar conmigo. Sin entusiasmo
ni ilusión me fui a vivir con un hombre 10 años mayor que yo. Ya tenía yo 18
años y una vida que me parecía vacía. Me dedicaba a cuidar a las hijas de mi
esposo y a hacer las cosas de la casa. “Es
lo que me toca hacer, así me gano mi lugar en esta casa”, pensaba.
A los 20 años salí embarazada. Nada de
maravilloso brilló en mí porque la tristeza que traje de mi casa se había
instalado muy profundo en mi alma. “Eres
hija de un violador”, seguía escuchando esa frase y dejando que me defina
día tras día.
Mi esposo creo que solo me quería porque yo
cuidaba a sus hijas. Vivíamos de pleito en pleito. Mi instinto de madre,
incluso en medio de la depresión, me llevó a salir de esa casa con mi barriga
de embarazada. Fui a casa de mi mamá pero ella seguía viendo en mí esa cicatriz
que quería olvidar y me botó. Tuve que regresar donde mi esposo. Más pleitos,
más maltratos, más de esa vida de esclava disfrazada de esposa.
Mi casa no era un hogar. Mi casa era, en
todo caso, el hogar de los gritos. Yo seguía viviendo anclada a la tristeza que
traje de casa. Cargando día a día con el dolor de mi madre, de mis hermanas, de
toda mi familia y el mío, por si fuera poco. Esa tristeza se llamaba depresión
pero yo en ese momento ni siquiera lo sabía.
Una tarde soleada, una siempre recuerda con
sol los días buenos, escuché a una mujer que hablaba con mucha convicción de
derechos de las mujeres, de violencia de género, de violencia sexual. Me habló
de la depresión, de ese mounstro que me estaba devorando y que yo no sabía ni
nombrar. Esta mujer pertenecía a una organización que defiende los derechos de
las mujeres. Y fue allí que mi vida empezó a cambiar.
El médico psiquiatra Freddy Vásquez dice
sobre casos como el mío “El hecho de que
una chica sepa que es producto de una violación suele ser casi siempre un hecho
traumático para ella. Si la chica tiene tendencias o antecedentes genéticos o
propensión a las enfermedades mentales,
este hecho puede desencadenar alguno de esto problemas; por ejemplo la
depresión , entonces se va sumir, aislar, no tener motivo para continuar
haciendo sus actividades, ideas o impulsos suicidas, etc”
Yo tenía depresión como dice el
especialista. Y busqué ayuda. Gracias a las charlas supe que necesitaba un
psicólogo y busqué una con la que podía conversar. Ella me dijo que tenía que
empezar por cambiar mi vida en casa, con mi esposo. A los cuatro meses de
asistir a mis charlas tuve valor suficiente para hablar con mi esposo.
Al principio él no quería que yo siga yendo
a las charlas y pensaba que perdía el tiempo. Pero poco a poco lo convencí y
aceptó que una psicóloga nos visite en casa. Nuestra vida ha cambiado un
poquito. Mi esposo también había sufrido algunos traumas cuando era niño y con
la terapia intenta cambiar. Por lo menos mi casa dejó de ser hogar de gritos
para ser simplemente nuestro hogar. De mi esposo y mis cuatro hijos porque
ahora siento a sus hijas un poco más cerca de mí.
Amar era para mí una palabra extraña ¿Al no
ser concebida con amor era imposible que pudiera amar? Descubrí que necesitaba
ayuda, tratamiento, terapia.
“El
impacto en una víctima de violación es muy intenso; en la mayoría de veces es
un hecho post traumático que puede quebrantar el ánimo, la voluntad, la
motivación y otras esferas de la vida de la persona. Todo ello va a requerir
del tratamiento especializado de la salud mental y física, con farmacoterapia,
psicoterapia reintegrativa, terapia grupal y terapia familiar”, explica el psiquiatra Vásquez sobre casos como el mío.
Esta historia ha sido escrita en primera
persona porque una violación, un embarazo no deseado, la violencia sexual
dentro del matrimonio y tantas otras formas de violencia contra la mujer nos
pueden ocurrir a todas o cualquiera. No me llamo Rosa pero quizás tu sí.
Rosa, lo que debes saber es que eres una persona valiosa, con un potencial humano único y que esto no cambia por las circunstancias de tu origen. Tu madre debió recibir todo el apoyo material y emocional posible para afrontar su trauma y no arrastrarte a ti con ella. De eso se trata la verdadera ayuda que deberían recibir las mujeres embarazadas producto de una violación, para eso se deberían destinar los recursos y energías que ahora se gastan en defender el asesinato de niños para que no nazcan personas como tú. Las opciones de la mujer violada y embarazada producto de ese ataque deberían ser quedarse con el niño si asi lo desea, contando con un apoyo material garantizado, o darlo en adopción, para lo que se necesita toda una reestructuración del sistema nacional de albergues infantiles y tramites para el proceso de adopción. Así si tu madre a pesar de todas las terapias y apoyo material que hubiera recibido, hubiera decidido no quedarse contigo, hubieras terminado en una familia que sí te recibía por propia voluntad con los brazos abiertos. Lamentablemente esta clase de reformas no son prioridad para ninguna organización que dice defender a las mujeres. Ánimo Rosa que tu vales mucho, y tienes tanto derecho a la vida como cualquier otro. Saludos.
ResponderBorrarExcelente respuesta
BorrarYo, gracias por tu comentario. A Rosa hay que darle todo el apoyo posible porque los índices de suicidio, de mujeres violadas y que quedaron embarazadas, como de los hijos/as de mujeres también violadas, es tremendamente alto. Gracias por escribir.
ResponderBorrarMe gustaría tener más información sobre esos indices en Perú. Agradeceré me des la fuente del estudio en que te basas. Gracias.
ResponderBorrarQue bueno que su madre decidió tenerla pero lamentablemente el estado, la justicia no la amparo, la dejó a su suerte.
ResponderBorrarCreo que el estado debe proteger de estos hechos de violencia a las víctimas la madre y el bebé.
Y se debe trabajar en el Congreso estás leyes durísimas para los violadores y las personas médicos que practican el aborto con fines de lucro y NO penalizar a las víctimas, quiero decir que si recibe ayuda del estado una mujer como ella tendría motivos más que suficiente para sentirse protegida y amar a sus hijos.
Este es un caso de una mujer que ni recibió ayuda de nadie y descarga su rencor con su propia hija. Pero Dios la ilumino y no asesino a su hija.f ue lo mejor que pudo hacer y no debemos culparla de su comportamiento si fue desamparada por el propio estado.
Hoy su hija es producto de ese desamparo pero esta chica que no fue abortada dice que hoy comprende y tiene razones para enfrentar la realidad , aprender a amar y darle sentido a su vida que cosa mas maravillosa que ni estuviera pasando si hubiese sido abortada.
Por eso creo yo que ella respetara la vida a partir de ese punto en que a ella se le dio la oportunidad de vivir .
Y aún más por eso NO AL ABORTO.
Con la ayuda de un hombre llamado Dr.Ogbes pude quedar embarazada. Tengo 56 años de edad, fue muy difícil para mí quedar embarazada, aunque mi esposo me ama, pero realmente me dolió no tener mi propio hijo, pero después de muchos años me encontré con el Dr. Agbes, cuya dirección de correo electrónico es Landofanswer@hotmail.com. o si lo contactan directamente a su número de teléfono +2347050270227, me dijo que me enviaría unas Hierbas para que las bebiera, y me quedaré embarazada una semana después de las Hierbas. Ahora tengo 7 meses de embarazo y también me gustaría Aconseje a todos los que busquen ayuda para quedar embarazada que se pongan en contacto con este hombre a través de su dirección de correo electrónico en Landofanswer@hotmail.com o llamen a su número de teléfono celular +2347050270227.
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